El mundo del arte y la danza siempre se ha conocido como una disciplina muy sacrificada, ya sea por sus largas horas de ensayo y entrenamiento, como por la exigencia que se le da al cuerpo. Nuestros bailarines y bailarinas llegan a superar las barreras fisiológicas y anatómicas para trabajar su flexibilidad y movilidad.
El día a día de estos pacientes suele ir acompañado por molestias y dolores musculares, por lo que es muy importante el trabajo del fisioterapeuta para ayudarles a paliar con estos problemas.
Las lesiones y molestias que aparecen en el mundo de la gimnasia y la danza, son musculo-esqueléticas debido a sobrecargas y compensaciones musculares debido a movimientos repetitivos. Pocas veces aparecen dolores por accidentes traumáticos, aunque no se descartan en ocasiones algunas caídas.
Es importante saber que el cuerpo de cada bailarín es único, y debe respetarse su individualidad. La exigencia de cada uno, la estructura ósea y anatómica del bailarín, también es única. Si no conoce sus límites, sobre todo, anatómicos, e intenta sobrepasarlos, aumentarán sus probabilidades de lesión.
Hay que centrar especial atención en:
1. Una buena preparación física.
2. El tiempo de calentamiento y activación/movilidad muscular/articular.
3. Coreografías o estilos poco o nada familiares para el bailarín.
4. El entorno, el suelo y la temperatura de la sala.
5. La mala calidad de vida: sueño, nutrición, hidratación, malos hábitos (tabaco, alcohol…).
En estas disciplinas, lo más importante es escuchar el cuerpo. En ocasiones el dolor necesita adaptar la actividad, incluso un reposo activo. Están acostumbrados a vivir con el dolor, y cuesta hacer entender esta parte importante. Para ello, es necesario un trabajo directo entre el profesor y el fisioterapeuta.
Es imposible evitar el 100% de las lesiones, por la gran exigencia del cuerpo en la danza, pero hay que trabajar mucho la prevención. Va a ser siempre el mejor tratamiento.